Desde el backstage

Cuando estoy escribiendo necesito dejar de escribir, releer lo que llevo escrito, soltar el boli, casi siempre el teclado, y dejarlo ahí. Dejar que las palabras encuentren su asiento en la oscuridad. Reposarlas para ver qué más pueden decirme una vez acomodadas, tranquilas, y escuchar a mi cabeza dictarme lo que verdaderamente quiero contar al escribir. Es muy difícil sacar las palabras del cerebro y llevarlas al papel. Los pensamientos son mucho más claros, más fluidos, más puros y mucho más nuestros de lo que será jamás un texto. Por eso mando notas de voz y no escribo. Porque de mi cabeza, mis ideas, hacen un viaje directo a mi boca, sin puntuar, sin acentuar y probablemente mal expresadas, pero os las cuento tal y como han sido concebidas microsegundos antes de ser declaradas. También me reconforta imaginar que en los teléfonos de la gente a la que quiero está sonando mi voz. En Madrid, Toledo o Badajoz. En la playa o en la montaña.

Necesito escribir para entender el mundo.

A veces me es muy complicado escuchar el silencio de mi cabeza porque hay ruido en ella, mucho ruido. Y es precisamente por todo el ruido que carga por lo que necesito escribir para que vaya bajando el volumen ella sola hasta dejarla en silencio. Mi cabeza y mi mente, pero no mis pensamientos, a los pensamientos no hay que silenciarlos. Tampoco escucho música mientras escribo, ni veo una serie, ni siquiera abro la ventana. No quiero ningún ruido. No porque no pueda escribir con ruido, sino porque no quiero escucharlo. Creo que es el momento en el que más estoy conmigo misma. Y necesito estar sola, no puedo escribir con gente. Y tiempo. Necesito mucho tiempo para escribir algo que considere que merece la pena, al menos ser leído. En muy pocas ocasiones he escrito algo en poco tiempo. Necesito releerlo muchas veces y saber que lo publico habiéndome expresado lo mejor que me sé expresar, y habiendo escrito todo lo bien que sé escribir. Por eso me gusta tanto leer, porque quiero escribir mejor y conocer cómo lo hicieron otros. Estudio como puntúan y cómo ordenan el texto. Mi puntuación os deja sin aire. Y mis párrafos se cortan y continúan según el ritmo que llevan mis pensamientos. Todo esto no significa que quiera ser escritora o pretenda escribir algo oficial pronto. Pero me gustaría publicar algo, me gustaría mucho.

Son puntuales también las veces que he escrito del tirón. Y cuando ha sido así, seguramente iría en el autobús con las notas del teléfono. Ideas rápidas o conceptos en los que más tarde quiero pensar.

Necesito escribir porque si no me pierdo.

Escribo porque quiero contar algo. Quiero contar cómo esta mañana entraba la luz a través de mi persiana y proyectaba el dibujo en las puertas del armario. Quiero explicar párrafo a párrafo lo feliz que me hace salir a comprar el pan un día de sol y volver a casa comiéndome el piquito. Tengo que contarlo, escribir sobre ello, porque de esta forma entiendo por qué me emocionan ciertas cosas  y voy conociéndome mejor. Dejo contado todo esto aquí por que pienso que ojalá alguno de vosotros se sienta identificado con los sentimientos que detallo. Con una sola persona me basta. Una vez una chica desconocida para mí, compartió uno de mis textos en fb y me sentí enormemente colmada. Podría escribir un cuento infantil sobre las torrijas, o entrevistar a mi vecino del 2ºA y redactarlo de forma que a todos nos interesase su vida.

Necesito escribir para saber por qué a veces deseo que desaparezcáis.

Igual me pasa leyendo, comiendo o haciendo el amor. Enciendo la cámara lenta y lo reposo. Me obligo a frenar y fascinarme por lo que estoy haciendo. Masticar la comida y saborearla mirando las nubes. Mirarte a los ojos y llorar de alegría. Leer la misma página por tercera vez, porque ni subrayo ni pongo un post-it a los libros. Quiero memorizarla, recordarla y dejarla impresa en mi memoria por sí sola. Debo entenderlo por mí misma, hacerlo mío. Mojar las ideas para que pesen, sudarlas, escupirlas, llorarlas o simplemente dejar que me coman viva. Me exijo comprender.

Necesito escribir para degustar mejor una comida.

En realidad, iba a escribir sobre correr y he escrito sobre escribir. Para mí son dos acciones exactemente iguales. También escribiré sobre correr. Y sobre pintar, fotografiar, la belleza, la luz, las flores, el universo, los libros, el vino blanco con queso y los gatos, para así reflexionar y entender por qué son tan importantes estas cosas para mí. ¿Por qué es tan importante para vosotros lo que es importante para vosotros?

Necesito escribir para ponerle nombre a los objetos.


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